Madrid, desde su conquista por Alfonso VI, fue villa de behetría. No hubo en ella diferenciación de estados ni matrículas por separado de nobles y pecheros, aun cuando fuera residencia de numerosos linajes nobles, descendientes de los caballeros que participaron en la conquista o que se asentaron en la villa con posterioridad. Fue también naturaleza de multitud de Grandes y Títulos, en especial al establecerse definitivamente en ella la Corte y capitalidad de la Monarquía con el Rey Don Felipe II.
Una relación de mayorazgos, casas nobles y noticias de vecinos hijosdalgo de Madrid, hasta el siglo XVII, con más de un centenar de linajes y de sus parroquias de asentamiento, figura anexa a la Historia de la Nobleza de Madrid, publicada en 1884 por don Francisco Javier García Rodrigo, Secretario del entonces denominado Cuerpo Colegiado de Caballeros Hijosdalgo de la Nobleza de Madrid.
La Nobleza madrileña viene desde luego referida colectiva-mente en la antigua denominación que conserva el archivo del Ayuntamiento. Así, en el privilegio de Enrique III al Consejo de Alcalde e Alguacil e Cavalleros e Escuderos de la Villa de Madrid, de 25 de abril de 1391, citado por García Rodrigo, que confirma los fueros que se usaron y acostumbraron en tiempos de su abuelo, el Rey Don Enrique, y de su padre el Rey Don Juan. Así también en la Real Cédula dada en Tordesillas, a 27 de junio de 1454, aprobando la sentencia del Juez Comisario Regio, Alfonso Díaz de Montalvo en el pleito seguido entre «dos Caballeros y Escuderos de la Villa de Madrid, de la una parte, y los Regidores de ella de la otra, sobre su regimiento y gobernación» sentencia que daría lugar a diversas concordias en siglos posteriores entre los hijosdalgo y el concejo.
En estos documentos se declaraba que tocaban y pertenecían al estado noble madrileño los oficios anuales siguientes: dos alcaldes ordinarios; un alguacil mayor; un guía del Concejo; seis caballeros de monte; un procurador síndico general; dos fieles; un mayordomo de propios; la secretaría de secreto del Ayuntamiento; una de las dos procuradurías de cortes y la suerte de millones.
En 1767, ante el incumplimiento por el Ayuntamiento de Madrid de estos fueros, sobre los llamados oficios de concordia, y tratando de evitar las incidencias con ello ocasionadas, tuvieron lugar las primeras reuniones de carácter corporativo de la nobleza madrileña. Su inmediata consecuencia fue el definitivo establecimiento de un Cuerpo de la Nobleza, cuya creación se acordó en la Junta General de 7 de julio de 1782 y, en la segunda Junta General, de 15 de junio de 1783, que presidió el Marqués de Cogolludo y Duque de Santisteban, primer presidente del Cuerpo. Ya las tres Juntas de Gobierno siguientes a la General de 1782 habían conseguido autorización del Real y Supremo Consejo de Castilla para el reconocimiento de la Corporación formada y de los dieciocho miembros de su Junta Directiva, así como para celebrar sus reuniones en la sala capitular del Ayuntamiento de la Villa.
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S.M. Don Carlos III, retratado por Mengs |